Caminando
fuera ya del bosque entre onduladas colinas, cargando un enorme paquete
de olor asqueroso que la renguita le había dado, y recreando una y otra
vez la entrevista con la bruja, Vito apuraba el paso porque quería
llegar al pueblo antes de que anocheciera y repartir por lo menos por la
plaza y las calles principales su inmunda carga que al menos protegería
a los apáticos pobladores de la visita de vampiros y de licántropos. La
asistente le había regalado también una
bolsa con algo así como una plateada ceniza, recomendándole o rogándole
más bien que con esa sustancia abonara las moreras de la viuda Robles
dado que si esos arbustos no daban frutos y la viuda no preparaba la
mermelada que tanto agradaba a su patrona ahí sí que esta se pondría de
pésimo humor. Vito sonreía un poco para sí preguntándose cómo sería ver a
esa enojada bruja de "pésimo humor" mientras atravesaba un prado donde
pastaban bellas y blancas ovejas cuando una de ellas, algo corpulenta le
cortó el paso. Era un animal precioso, su pelaje era increiblemente
blanco y sedoso y parecía tener la lana bastante crecida a pesar de que
estaban en otoño. Vito la quiso rodear pero otra oveja tan bonita como
la anterior también le impidió seguir caminando y al girar notó que
detrás tenía dos y otras dos al costado siendo unas más hermosas que las
otras.En un instante se dio cuenta de lo que sucedía: Como estaba
cayendo el sol unas pastoras las estaban reuniendo para guardarlas y él
había quedado encerrado por la majada. Con cuidado trató de abrirse paso
empujando suavemente a uno de los animalitos y al tocarlo sintió que un
objeto colgaba de su cuello: Era un colorido atrapasueños. Miró a otra
de las ovejas y notó que ésta también portaba uno y cuando comenzó a
examinar a todos los miembros del grupo se percató de que efectivamente
cada ovejita llevaba un atrapasueños en el cuello . No pudo ni
reaccionar casi porque se acercaba a él una de las pastoras, una
muchacha muy joven y rozagante con el cabello trenzado cara simpática y
ojos divertidos, de cuya oreja, a modo de pendiente ¡También colgaba un
atrapasueños!
M
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