Ya
a solas Annie dijo mientras rompía en incontenible llanto:
-Jorge me dejó de patitas en la calle, se divorció de mí a mis espaldas, cambió las llaves del departamento, dejó mis cosas en la portería...Dicen que ustedes fueron amigos, o conocidos o yo que sé...novios. Yo tengo que encontrar a la tía... porque parece que nos desalojó. No puedo entrar a mi casa, no tengo dónde ir...No sé por qué me hizo esto...Miré: Riñas y disputas, nosotros que nunca tuvimos un sí o un no.
-Jorge me dejó de patitas en la calle, se divorció de mí a mis espaldas, cambió las llaves del departamento, dejó mis cosas en la portería...Dicen que ustedes fueron amigos, o conocidos o yo que sé...novios. Yo tengo que encontrar a la tía... porque parece que nos desalojó. No puedo entrar a mi casa, no tengo dónde ir...No sé por qué me hizo esto...Miré: Riñas y disputas, nosotros que nunca tuvimos un sí o un no.
Natalia miró la sentencia y sólo le salió decir.
-Típico. Típico de ese hijo de mil putas.-
Pensó un poco y agregó:
- Sí.
Nosotros fuimos novios y un día terminó porque se iba a casar en una semana con
una chica heredera y con plata que resultaste
vos. Es una mierda... -
Y después de pensar unos instantes sentenció:
- Para cagarlo, para cagarlo bien cagado, lo que
necesites.
Annie comenzó a llorar nuevamente.
-Yo le juro que yo no le hice nada... No
entiendo por qué me dejó...Yo no quiero otra cosa que entender qué pasa. Y
entrar en el departamento...No se qué pasó con el gatito tampoco. Si pudiera
ubicar a la tía...estaba en una Casa de Salud. Los alquileres de mis dos
vecinos de al lado le pagaban el geriátrico ¿Usted no sabe dónde era?
- Cuando andaba
conmigo la tenían en Belgrano. Eso fue hace ocho años... Pero mirá, no lo tomes
a mal, esto te lo digo por experiencia. Me parece que vos todavía no caíste.
¿Tenés dónde ir?
- No tengo nada.
-¿Y tus cosas?
- Las tiene el
portero.
- Algo
supe de que
eras una chica sola. La víctima perfecta de tipos como ese desgraciado.
Sola y un poco nerviosa ¿No? Y sin familia... Dicen también que sos un
poco exagerada con la limpieza.
-Si. Soy limpia,
limpiar me calma los nervios. Y sí, me queda algún pariente lejano. Alguien andará en
San Luis...Pero son lejanos, lejanos.
-¿Y un tío tal vez,
como de ochenta años que tenía unos campos, un señor sin hijos, que cuando se
muriera les iba a dejar todo a los sobrinos, un primo tuyo y vos?- Preguntó la dentista - Bastantes
hectáreas en Entre Ríos o algo así...?
- Si. Pero cuando mi tío se
murió resultó que me había desheredado. Era hermano muy mayor de mi papá y me
desheredó, al menos eso dicen, porque mi mamá era judía. Yo no tenía ni idea. A
mí nunca me dijeron nada... Un día vino una carta de un estudio de que el
tío se había muerto, y una copia del testamento. Le había dejado
todo a mi primo. Datos de una partida de defunción, la copia del testamento y
nunca más otra comunicación.
-¿Y cuándo se murió el tío este?
- Hace como tres años ya... Fue un
disgusto...Yo no pensaba mucho en eso. No me daba mucho con ellos tampoco, pero
era como decir “el tío rico”. Parece que apareció un testamento en el que le dejaba todo a
mi primo. Hectáreas y dinero. Todo. A mí me quedó un paquetito con cosas de la
casa que habían sido de mamá y de mi abuela que nunca fui a buscar. Ya lo
habrán tirado a la basura.
-¡Bueno! -concluyó Natalia -Ahí tenés por qué se divorció Jorge y por
qué te dejó en la calle. ¡Se debe haber agarrado una bronca terrible!
Annie
no pudo responder nada porque sonó el timbre
del minúsculo consultorio. Era el portero que se expresó con la
solemnidad de un empleado de pompas fúnebres.
-Yo ya me voy y tengo que entregar la
portería...-dijo Juan - Están las valijas ahí...- se hallaban al lado de la
puerta - Si pudiera ayudar de alguna
manera...
Dicho
esto le alcanzó algo a Annie. –Le traje esto.( Era una bolsa negra grande repleta de basura
) La dejó su marido en el contenedor al
irse. La agarré por si había tirado algo
suyo.
-Abrala usted por favor...- rogó Annie- No es
por asco... Jorgito es capaz de haberme matado al gato... Mi Tomasito. El
lo odia.
-Demasiado cobarde para eso.-sentenció la
dentista lo que hizo que Annie llorara de nuevo
El portero intervino
-No, no, el gatito debe andar por los techos, es el blanco y gris, peludo como nevado ¿no?. A veces ha estado por la portería... Pero
de todas maneras está bien mirar
Natalia sugirió revisar la bolsa en una pequeña pileta de la kitchenette.
Envuelto en mucho papel de diario sucio de cáscaras de banana, café, yerba y
otros residuos aceitosos había un bulto sugerente. Pero no era el gato.
-¡Mi muñequita! ¡Este desgraciado me tiró la
muñeca a la basura! ¡Mi muñeca! ¡Cómo fue capaz! –gritó Annie - Pero qué hijo
de puta.¡Mi muñeca....!
Era
una muñeca antigua y sucia con cabeza de loza o porcelana que llevaba una
peluca muy sucia de pelos enredados que alguna vez habrían sido tal vez rubios
o castaños atados con una cinta que se había vuelto gris.
- Pero esta muñeca debe tener como cien años
¿no?
-Agárrela con cuidado. Era de mi abuela y de
mi mamá... Es lo único que me quedó de ellas. El lo sabía... Es un malo, un
malnacido...¡Eso no se hace! ¡Es una porquería! ¡¿Qué le hice yo?!
- lloraba Annie
-Bienvenida al Club- le dijo Natalia y pegó un
grito soltando por los aires a la muñeca.
Una cucaracha había salido desde debajo de la pollerita.
Annie se agachó a recogerla mientras Juan pisaba al insecto que salvó su
vida por el grosor de la moquette. Por eso mismo la muñeca tampoco
sufrió daños.
-Bueno yo me voy...lamento mucho...- Dijo el
portero retirándose
-Usted me acaba de hacer el favor más grande
de mi vida, Juan. –le dijo Annie apenas repuesta - Gracias, gracias por todo. En
cuanto todo se arregle lo voy a recompensar por cómo me ayudó hoy. Gracias.
Muchas gracias. Considéreme su mejor amiga para lo que necesite.
El
hombre se puso colorado.
-No es para tanto. Me tengo que ir porque mi
mamá está esperándome...con la comida...y se preocupa si yo...- Se dio
vuelta algo confuso.- Acá están los
bultos. Vuelvo el sábado
-Pocas luces pero buen tipo - Dijo Natalia.
Ese
año Pascuas había caído muy entrado el mes de abril. El verano había pasado
hacía rato y estos días eran el último girón de feriados veraniegos que los habitantes de la ciudad
utilizarían para aprovechar unas postreras vacaciones. Natalia invitó a Annie a
que se quedara a pernoctar en el consultorio. Seguramente que hasta el lunes no
aparecería ningún dentista. La situación de Annie no podía ser más precaria y
Natalia (que había pasado por las garras de Jorge y se consideraba por tanto
erudita en la materia) temía que en cuanto tomara conciencia de su real
situación hiciera alguna barbaridad. Por
eso se quedó con ella. Utilizó como excusa que no se iría hasta no encontrar a
la maldita cucaracha. Annie le pidió permiso para pasar la aspiradora y a pesar
de que Natalia le explicó que un poco antes de que ella llegara ya había estado
limpiando una señora, Annie insistió. “Me calma los nervios y mientras limpio
medito” se justificó.
Se
hallaban cada una en sus respectivas tareas (que se complementaban) cuando al
sacar Annie una boquilla para aspirar el polvo de rincones estrechos halló una
mínima nota de Jorge en el respectivo compartimiento de la aspiradora.
“Voy a dejar la casa bien abierta para que se
llene de tierra y de hollín y no vas a poder entrar a limpiar nada.”
Esto
conmovió raramente a Annie que se sentó y llevó sus manos al pecho. Natalia le
alcanzó un vaso de agua que Annie tomó con manos temblorosas. Se veía empapada
en sudor. Antes de que la cosa se pusiera peor, Natalia le vio el lado positivo
al asunto:
- “¡Es una buena noticia! ¡Es una buena
noticia!” –gritó sacudiéndola.
-¡Tu gato no está encerrado! ¡Tu gato no está
encerrado! Se debe haber ido por las zonas de servicio y va a volver! Y si
tiene frío o llueve tiene dónde resguardarse. Está bueno, ¡está bueno! (Continuará)
5 comentarios:
Hola Claudia: Tu relato se pone interesante. Espero que siga así. Una pregunta ¿Lo estás escribiendo ahora? Felicitaciones por el Blog. Cariños de todos por acá. Anita.
¡Gracias Anita!
No, para nada, es un cuento que ya estaba escrito. Algunos amigos lo han leído ya hace tiempo incluso. Un beso enorme para todos Ustedes.
He leído las dos primeras partes y se pone interesante, además el formato "por entregas" le da cierto suspenso al asunto. Veremos cómo siguen las -por ahora- desventuras de Annie.
"Desventuras" Esas sí que son desventuras
Gracias chicos!
Publicar un comentario