El doctor las recibió en bata de seda y
modales de noble florentino. Ya dentro y por lo fabuloso de la decoración a
Susi le salió decir: -“Ay Doctor, Usted más que Lorenzo Rodríguez Busto debería
llamarse Lorenzo el Magnífico”
Guiadas por un entusiasta anfitrión
recorrieron el bello departamento. Había de todo. No faltaban los cuadros, los
vidrios, las esculturas ni la platería. Menos las alfombras persas. Tampoco
parecía, pero por escaso margen, una casa de antigüedades. El detalle un poco
discordante, la pata de la sota, era que el piso de parquet estaba pulido y
plastificado.
Fueron al balcón que era un pequeño vergel
en las alturas. (“Huellas digitales en macetas”, anotó mentalmente Natalia).
Fotografiaron mucho. Al entrar nuevamente, el doctor las invitó con un té. A
Natalia le resultaba sorprendente la capacidad de preguntar y preguntar de Susi
para ir llevando al entrevistado a donde ella quería. Se hallaban sentados en
unos amplios y mullidos sillones departiendo cuando de la nada apareció Tomás y
se sentó sobre la falda de Natalia y se empezó a refregar contra ella mientras
emitía maulliditos.
- Oh, perdón
–dijo el doctor – Nabuco es un consentido. Dejá de molestar a la señorita
Nabuco... Get out, Naby, get out.
- No es molestia,
me encantan los gatos.- exclamó Natalia pensando que tendría olor a gata en
celo.
-¡Hermoso animal!
Exclamó Susi.- Y lo filmó con el celular.¡Pero qué cariñoso que es...!- Luego
tomó la cámara de Natalia y lo fotografió de nuevo –Una foto con Usted Doctor
¿puede ser? ¿Lo tiene desde chiquito? Pero qué mimoso...parece que tuviera
claritos.
El doctor se hallaba completamente entregado
a su público y estaba dispuesto a seguir hablando.
-No, la verdad es
que lo tengo desde hace poco. Un juicio que gané, con un desalojo de por
medio...lamentablemente. Las personas no lo podían tener más y gentilmente me
lo cedieron. No hace mucho que está acá. No les voy a mentir –declaraba el
doctor al celular como si estuviera dando una conferencia de prensa.
-¿Y con qué lo
alimenta?- repreguntó Susi
-De momento con
unas grajeas importadas que los propios dueños me proveyeron. Al animal le
gustan y me he informado de que son de las mejores...tal vez siga con la misma
dieta.
(“Huellas en la
bolsa de comida del gato”)
- ¿Y no lo afectó
el desarraigo? Al cambio de residencia, me refiero. ¿No le pierde pelo por
ejemplo?- continuaba Susi.
-Pero si yo mismo
lo cepillo a diario mi querida –respondió el doctor.- La dueña del animal tuvo
la gentileza de cederme no sólo la comida sino una manopla, con la cual se
acaricia al animalito y se le quitan los pelos. También sus enseres para la
comida y la bebida.
(“Huellas por
todos lados”)
- Pero que bueno.
¿Y le dieron algo más estos clientes tan...cómo decir... agradecidos?
El doctor las miró con picardía y se
levantó, regresando con un portarretratos de plata labrada que ahora llevaba
una foto de él jugando golf.
-Mire qué
hermosura: Plata maciza. Era de mi cliente también. Llevaba la foto de ella con
una muñeca horrorosa pero preferí ponerle esta que es muy cara para mí.-
-La otra la habrá
tirado...-dijo Susi
-Que va, la dejé
debajo de esta. Es una pieza muy antigua y quise tocarla lo menos posible.
-Es cierto - dijo
Susi Krause – La soldadura puede ser endeble. Hay doctor, qué placer departir
con Usted. Nunca tuvimos el gusto de tener a un hombre tan agarrado de las
pelotas. ¿Verdad Nati? – Sacó un arma de su cartera y lo apuntó – Esto es un
arresto civil. Ya mismo vamos a llamar a la policía y a los medios.¿Qué opina
doctor?
Media hora después seguían sentados en el
mismo sitio los tres, aunque ahora los acompañaba Annie que apretaba
tiernamente a su gatito mientras el Doctor lloraba.
-Me sedujo y me
abandonó – contaba a las mujeres.- Yo tendría que haberlo acompañado en su
viaje. Nunca esa yegua. ¡Esa puta de cuarta.¡Se casó al día siguiente de que le salió el divorcio!-clamaba
- Pero si a mi me
dejó este miércoles...-dijo Annie
- A usted le
dieron una sentencia con fecha de hace un mes. No entiendo por qué nunca leen
los papeles. Bueno, yo tampoco leí el diario oficial. Cuando fuimos a su casa a
llevarnos las cosas, este miércoles, el ya estaba casado hacía veinte días. No
fue nada personal...Annie, se lo aseguro. El me deslumbró...fue un amor...tan
ardiente. Fue todo tan pasional. Fue un cuento de las mil y una noches, le juro
- Y el
portarretratos es del tesoro de Alí Baba.-dijo Susi Krause.
- Apenas fue un
souvenir. Como cuando te llevás un jaboncito de un hotel. El me dijo ¿Lo
querés? Es tuyo. Se suponía que esa noche se vendría para acá pero aún lo
espero. Cuando empecé a buscarlo (uno tiene sus contactos) él-y-señora se
habían ido del país... ¿Se da cuenta de lo miserable que fue conmigo? ¡Hasta el
último momento me usó de cargabultos!
- Rompe el
corazón – aportó Natalia.- ¿Qué excusa le dio para divorciarse?
-Que era una
mujer neurótica, obsesiva de la limpieza. Que lo dejaba solo. Que no quería
nada con él. Que él le había dado todo y ella pedía y pedía. Que lo acosaba y
no lo dejaba respirar...
-¿Yo? – Dijo
Annie levantando la cabeza – Pero eso no justifica el apuro...Con Usted no se
podía casar ¿Por qué tanto apuro por divorciarse?
-Para sacarte del
inmueble, nena.-dijo el Doctor - Una estafita que quería hacer con los
departamentos. La tía no era tal tía, era una señora sola que le firmó un poder
a él para que le administrara los departamentos... pero la gente se muere.
Muerta la falsa tía, el poder cae, se acabó el poder. Y la tía murió intestada
y sin parientes a la vista...El quería seguir cobrando los alquileres y quería
vender el departamento y para eso... bueno inventamos una suerte de estratagema
algo compleja de explicar, que exigía que él estuviese divorciado. Una mujer
mayor sola, que confió en él. El no fue grato con ella. Al principio la tenía
como a una reina. Después la puso en una casa de salud que se pagaba con los
alquileres de dos departamentos. Pero al final fue codicioso y quería todo y la
metió en un hospicio. La señora falleció de una infección pulmonar y el muy
tonto – ahí nos conocimos- vino a preguntar si ese poder servía para algo.
- Ahora...- dijo
Susi Krause- vamos a llamar a la policía. Por robo...Vas a ir en cana, vas a
ser la novia de unos negritos...todo por unas plantas, un gato, un
portarretratos... y un gran amor.(continuaará)
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