(Continuación) Se despertó, o la despertó el timbre de la calle como a las siete de la
tarde. Estaba rodeada de catorce felinos la mayoría echados debajo de la salida
de aire. Era el pedido de la veterinaria. Afortunadamente nadie había venido ni
llamado.
"Trece de Enero. Cuatro treinta
de la mañana. Ahora me llamo Chloe. Chloe me llamo ahora. Soy una
sobreviviente. Y ahora me voy a bañar, voy a desayunar y voy a alimentar a mis
mininos porque si no mi marido me va a encontrar y me va a torturar y me va a
matar. Eso. Y nada de pastillas. Tengo que estar con todas las pilas puestas."
Se levantó como impulsada por un resorte y se fue a bañar con agua fría. Habían
descansado casi todos, menos los machos,
en el piso del consultorio.
Volvió del baño y mientras se
secaba el cabello pensó que estaba haciendo todo mal. "Intento abarcar
todo y no resuelvo nada completamente" "No me impongo
prioridades" "Hasta ahora he tenido sólo suerte". Esa tarde era
prioritario lo de los lentes de contacto verdes.
Pensó en lo del celular y la gata Giselle. Prácticamente la gata la
llevó a descubrirlo todo. No estaba de más cuestionarse el porqué de ocultar al
celular pero esto no era prioritario. Era evidente que Chloe había estado
ocultando cosas, había tenido alguna doble vida, eso no importaba mucho. Casi
seguro que si Giselle manejaba al celular otros gatos tuvieran otras
habilidades, el tema era si eso era conducente o inconducente.
De momento todo era conducente pero
para poder imitar más y mejor a Chloe. Más aún. Había que pensar como Chloe.
Por ejemplo: Era casi seguro que no todos los gatos manejaran secretos como
Giselle. Los pequeños por pequeños. (De catorce se pasaba a once) Los machos
por aventureros. (De once se pasaba a siete) Una gata muy vieja como Guity, la
amiga de dormir sobre las panzas de la gente probablemente hubiese tenido y
tuviera una ocupación pero a los trece años era bien probable que otra (hembra
adulta y castrada por lo doméstica) ya hubiese aprendido a hacer lo mismo. (Quedaban
seis) Había que prestar atención a
Guity y a alguna otra a ver si hacían algo al mismo tiempo.
Había que buscar el dinero
escondido de manera más sistemática o pensar si Chloe habría dejado pistas.
Revisar la agenda de nuevo, buscar y rebuscar por la casa un posible escondite.
Se enroscó el pelo alrededor de la cabeza como en sus años de veinteañera y
buscó el secador de pelo. No había amanecido. Tenía tiempo, que era lo que le
faltaba. El secador estaba en un compartimiento del baño. Lo enchufó y lo
prendió pero no salía aire y se estaba recalentando. Tiró del cable antes de
que se fundiera y miró dentro del tubo: Había unas cosas obstruyendo, en una
bolsa de plástico. Se persignó y metió la mano dentro.
En la bolsa había un bigote postizo
grande, canoso. Un par de cejas que hacían juego y había también un mínimo
estuche de lentes de contacto, vacío. ¿Usaría Chloe lentes de contacto? Fue al
ropero y miró bien la ropa de Chloe. Había camisas pero algunas eran de hombre.
Había sacos y dos eran de hombre. Y había pantalones que acompañaban esos sacos
y tres eran de hombre. O sea que Chloe se vestía a veces de hombre y si lo
hacía era ya para cumplir alguna fantasía sexual o para salir a la calle
disfrazada de hombre. ¿Sería Chloe también una sobreviviente? Nunca nadie le
había dicho por qué la había aceptado como empleada para trabajar con ella sin
documentos, sin papeles, sin recibos y sin preguntas.
María del Carmen se dijo a sí
misma: "Partamos de la premisa de que Chloe era, fue una sobreviviente. De
quién huía no importa...o sí: Porque si voy a ser ella en lugar de tener un
perseguidor voy a tener… ¡dos!... Y al
primero lo conozco bien, pero del otro no tengo una putísima idea. NO: No
entremos en pánico. Peor que mi marido no puede haber. Además Chloe la llevaba
lo que se dice: bien. Muy bien. Su estrategia estaba dando resultado.
"Voy a tener que ir al freezar
a sacar la cabeza de Chloe para ver cómo era con bigotes y cejas tupidos y de
paso para buscar los lentes de contacto."
En dos horas miraba a una Chloe
muy varonil con pelo corto, bigotes y cejas canas como el propio cabello, y
unos ojos celestes muy lindos. Los lentes verdes blandos se los había quitado y
se hallaban en su mano y un problema más había aparecido pero un enigma había
sido resuelto. Le besó la frente, envolvió la cabeza en bolsas del supermercado
y la puso de nuevo en el freezer. Ya no debía comprar lentes de contacto, al
menos verdes. Debería comprarlos celestes. En cuanto al bigote y a las cejas,
ella también tenía cabello cano. Se iba a rapar a cero y lo iba a dejar crecer.
Mientras tanto usaría la peluca de Chloe o andaría como Chloe. ¿Y para ser ella
misma cómo haría? Ahhh, no. Nada de raparse por ahora.
-"...Y tampoco puedo ser
impulsiva" - se dijo.
La rutina matinal era clara y
simple. El paseaperros pasó pero no llamó, ni se detuvo. Vestida como Chloe se
puso la túnica, los lentes, los guantes y el tapabocas y salió a atender.
Radiografió a siete personas.
A las doce cerró y se fue para el
fondo. No se terminaba de quitar los lentes de protección cuando sonó el
timbre. Atendió por el portero eléctrico:
-“Doctora, venimos a colocar el aire.”
O sea que Chloe había ya resuelto el
asunto. Por las dudas atendió como ella misma.
- “La Doctora se
recostó.”
- “De la barraca
la llamó el patrón para avisarle de la demora pero no le contestó, varios
mensajes dejó.”
- “Es que ya nos
dábamos por vencidas…”.- Dijo María del Carmen.
- “Señora con
este calor estamos instalando aparatos con quince días de demora.”
- “Lo comprendo.
Pasen.”
...
-“Bueno ¿Y ahora?
¿Qué les debo?”
- “Acá dice que
le quedó debiendo al patrón cincuenta dólares.”
(¿De dónde iba a
sacar cincuenta dólares? Pensó rápidamente en el dinero del consultorio.)
- “¿Puedo darles
pesos? Se demoraron tanto que al final los gastamos en otra cosa...”
- “Bueno.
Cincuenta dólares serían unos mil...”
Con el aire la vida era otra cosa.
Una frase había quedado en su mente: "De
la barraca llamó el patrón"
Carmen había revisado el celular
"Yomisma" pero la única llamada era la del vendedor jefe de Best
Friend’s Vet y mensajes de texto y correos de voz del paseador de perros que
atiborraban las casillas. ¿Habría otro celular?
¿Y por qué dos? En la agenda no había nada que diera la pista de otro
celular. ¿Y en el directorio del celular Yomisma? Buscó y hallo a un sospechoso Eu. De nuevo
fue al consultorio dejando las puertas abiertas y llamó a Eu. Apareció Ginna. Ginna dormía encima de un
almohadón de un sillón medio retirado, del cual también salía un cablecito.
Bajo el almohadón había otro celular. “¡Pero qué retorcido todo por Dios!”
Después de profuso y minucioso
examen notó Carmen que el primer celular, Yomisma, era el importante, el de los
allegados mientras que Eu era para lo que Chloe llamaba siempre "la
mersa".
Allí estaba el mensaje del barraquero disculpándose por las demoras y otros
dignos de atención porque cada uno abría una ventanita pequeña de la vida de
Chloe. Llamadas de ida y de vuelta a la farmacia, por ejemplo.
Sofisicada. Chloe había sido (si es que
había sido) una sobreviviente sofisticada. Ahora: ¿Por qué ocultarle a ella, a
Carmen lo de los celulares si le daba el número de uno u otro a todo el mundo?
Ni que el marido
de Carmen la fuera a torturar para saber por qué le había dado refugio.
(Bueno, Chloe sabía muy bien quién era el marido de Carmen así que
cualquier precaución no habría estado mal) Tal vez había quería cuidarse del
marido de Carmen si éste aparecía. Habría querido aparentar ser una radióloga que no salía ni a
la calle pero de puro loca que era, una de esas locas de los gatos que no tenía
ni teléfono ni celular salvo en el consultorio, que vivía con sus felinos y que
veía poco y no entendía nada de la tecnología moderna salvo el jueguito de los
corazones y el chat. (Correo de internet no había, al menos en apariencia).
"Esto parece un maldito juego
de computadora. Toco un cuadradito y o bien aparece una bomba o bien se me
abren posibilidades - se dijo Carmen- La vida de Chloe me distrae de mi propia
vida y de mis objetivos pero a la vez me educa. A mí nunca se me hubiera
ocurrido disfrazarme de tipo, por ejemplo. Hay cosas que hacía que se
justifican pero hay retorcimientos insufribles como darle a cada bicho un
premio distinto. En cuanto a ser hombre ¿cómo no se me ocurrió? Podría haber
sido novio de mi hija, pretendiente de mi hija, profesor de mi hija y podría
así haber podido ver a mi hija. Que burra he sido."
Entre una cosa y otra eran las cuatro y no
había comido pero al menos había aire y otro gato había demostrado su habilidad
(A costa de sardinas lavadas).
Sobre las seis de la tarde Guity y
Gretchen se aprecieron a molestar de una manera insufrible. Absolutamente
insufrible. Estaba atendiendo a un adolescente y le tuvo que pedir perdón y
dejarlo solo para seguir a las gatas. Buscó y debajo de los almohadones de
ambas había: Un celular y una pistola calibre nueve milímetros en el canasto de
Guity y otro celular y otra arma pero siete sesenta y cinco bajo la almohada de
Gretchen. Ambos celulares tenían como primera función "Marcado
rápido: Peligro" y "Marcado Rápido: Peligro inminente". "Esto es peligro inminente" se dijo. ”Mierda, estoy en
peligro inminente”-pensó.
Marcó en el de Gretchen y se quedó
escuchando. Alguien atendió y sólo dijo en susurro: "Tranquila voy para
allá". Ex mujer de policía, mujer golpeada, sobreviviente, María del Carmen
no dudó en accionar la nueve. El ruido de la bala instalándose en la recamara la
tranquilizó.Después, despacio y con cautela salió para el jardincillo del
fondo.
Dos empleados de la empresa Cablecanal que
andaban por los techos la vieron y se quedaron duros.
-"Las manos arriba y bieen
quietitos"- dijo fuerte y firme
- “¡Tranquilicesé
señora! ¿No ve que estamos colocando una antena?”.
- “¡Por favor,
señora...ya nos vamos...no nos apunte con... eso!”
(Continuará)
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