(Continuación) Para el día siguiente Guity estaba totalmente pelada de la cara
externa de sus patas posteriores aunque bien. La cuestión de la sobrina, del
dinero, del consultorio, de la búsqueda de la plata no había hecho olvidar a
Carmen su cometido de ser lo más fielmente posible Chloe hasta que pudiera
hallar los euros. Y ser lo más fielmente posible Chloe podía admitir que dejara
de llamarlos a las seis, que olvidara de pedir la comida, que dijera
"conesstosscaloress" en lugar de "con la canícula" pero
jamás que tuviera una gata pelada. Se imponía consulta veterinaria aunque
hubiera que gastarse el Fondo entero. Aunque hubiera que hacer un ateneo en la
facultad de veterinaria. Lo que la asustaba era que Guity estaba vieja y
meterla en una bolsa y viajar en un taxi no era a lo mejor buena idea porque
por ahí, al animal se le paraba el corazón.¿Entonces? ( "Uy que manera de
gastar ¿te sacaste la quiniela, Malena?) Se imponía consulta a domicilio. Sabía
que muchas cosas quedaban pendientes, cosas importantes, "grossas"
como el romance con el paseaperros o hacer desaparecer los restos, pero la vida
la iba llevando a tapar agujeros, a "patear la pelota para adelante"
en esa lucha contrareloj.
Estaba cerrando el consultorio al
atardecer de un viernes atroz, después de una semana atroz con la sola
esperanza de tener un fin de semana a puertas cerradas (el veterinario iría
recién el lunes siguiente) cuando el celular "yomisma" que tenía
siempre con ella no sabía por qué, empezó a vibrar al tiempo que Giselle aparecía
como un rayo a pedir su recompensa. Mientras iba a la heladera por el premio
quiso ver quien llamaba pero tenía los lentes empañados y los debió limpiar
antes de mirar quién era que la buscaba. A lo mejor el Bombonazo...
La pantalla del telefonito avisaba que quien
la requería era " Dios", es decir, el Veterinario, que así lo llamaba
Chloe. Fingió afonía y atendió como lo atendía Chloe: "Hola Dios"
Una voz de mujer
le dijo:
- "Ayuda por
favor…".
María del Carmen se puso rígida y sólo le
salió decir...
- "Chloe no
está, se murió."
- "Ayuda por
favor..."
No hablaba ella, le salía decir cosas sin
pensar.
-"Pero pasame
la dirección y quedate tranquila...voy para allá... ¿Cómo entro?”
-"Las llaves
están en el azucarero verde y allí está la dirección... es a dos cuadras de tu
casa"
-"Ya voy, ya
voy. Es a dos cuadras... Tranquila."
Fue al almohadón
de Guity tomó la nueve e hizo retroceder
el trencito. Abrió el celular y llamó. Sabía que nada le responderían pero
habló:
-"Yo no soy
Chloe pero me llamaron, me llamó Dios para pedirme ayuda. Por favor, movilice
la caballería. La dirección... es..."
- “No cuelgue.
Deje la línea abierta.” - le respondieron.
...Pero por las
dudas llamó también al celular de la gata Gretchen-vecina Matilde y repitió la
misma historia.
-“No soy Chloe pero me llamó "Dios"
para pedirme ayuda. La dirección es esta. Matilde, por favor, movilice a la
caballería.”
Se hizo un silencio. Matilde estaría
evaluando la situación. La respuesta demoró unos segundos y fue parca:
- "Deje el
celular abierto. Éste y el de la persona que la llamó”.
- "...si
están todos abiertos...”- contestó mientras corría para la calle.
Retrocedió y se fue de nuevo al almohadón de
la pequeña Gretchen y tomó también la siete sesenta y cinco y así, como estaba,
con la túnica y los guantes, los lentes y el tapabocas en el cuello corrió a
donde debía ir.
Era una casa simple, prolija, con
una puerta y una ventana entornada. Las llaves estaban numeradas. La uno era la
de la reja. La dos era la trabex, la tres era la común. Entró y avanzó por un
recibidor en penumbras. Había mucho silencio. Caminó por donde el instinto la
llevaba, por un corredor hacia el fondo de la casa. Empuñaba la pistola con
firmeza. Atravesó un arco y llegó a un estar. Pero no pudo caminar más porque
sintió algo duro que se apoyaba en su cabeza y una voz masculina le dijo:
-Quieta. Tirá el
arma y poné las manos en la nuca.
-“Mi marido.”
–pensó Carmen.
Pero ni era el marido sino un verdadero
comité de recepción. La vecina Matilde, el paseador de perros, Bombonazo, el supervisor de Cablecanal, el
portero de los edificios, Su Majestad y
Rita. Estaba asustada pero aliviada y contenta de que no hubiera sido su
marido.
- "Revisala,
Rita "- dijo el señor del Cable.
Rita le sacó los celulares y los cerró, le sacó las armas y la palpó de
arriba abajo. Le hicieron quitar la túnica, los lentes, desembarazarse del
tapabocas y le sacaron también la peluca. Se sentía ridícula.
- "Bueno
"Conesstosscaloress" - dijo el paseador de perros.- "´Dóonde
está Chloe "
- "Chloe se
murió "- contestó María del Carmen,
- "Eso ya lo
dijiste y ya lo sabemos hace rato."- Dijo el del Cable - ¿Así que se
perdió Gregor y Chloe lloraba por su “Güntercito”? ¡Ridícula! –le espetó
- "¿Qué pasó
con Chloe, Carmencita?" - preguntó Matilde
- "Es una
historia complicada..." -contestó María del Carmen quien había notado un
dejo de sorna en cada una de las frases salvo en el "Revisala, Rita"
- "Somos
todo oídos "-dijo el portero.
Y así fue que tuvo que contar todo
desde el principio, desde que llegó el diez y la encontró tirada en la cama,
cómo fue que se le ocurrió cerrar y lo del gato finado, por qué se quiso
quedar, no les ocultó lo de la plata pero calló lo de los quince mil euros. Les
dijo que “yo andaba como bola sin manija y que iba y que trabajaba con Chloe,
que la veía sóla y sin amigos y que al verla muerta me vino la inspiración de
sustituirla para seguir trabajando y viviendo en una casa decente.”
Les contó lo del cajero y lo de las
ganancias del consultorio.
Les dijo lo qué había hecho con el
cuerpo y mirando al veterinario le explicó que la cabeza estaba intacta y que
si quería, él que era doctor la podía revisar porque ni lo que la había atorado
había sacado. Contó que después quiso seguir la vida y cómo los gatos la fueron
llevando a vivir un poco la vida de Chloe.
- "¿Cómo explicás el giro que le hiciste a la sobrina? Eso era plata
grossa..."- dijo el paseaperros.
Les contó la verdad, lo de la alopecía,
lo del libro de psiquiatría animal, el diccionario Alemán-Griego, en fin.
Dinero ganado en buena ley y suyo. Que ella también era madre y que sintió
piedad por la muchacha. “Yo quería reunir plata y para reunir plata tenía que
sustituir a Chloe y no podía llamar a la policía porque mi marido es un tipo
pesado lo que se dice pesado y con mucho poder, pero eso Chloe lo sabía y aún
así me albergó y yo me la jugué y no sabía adónde me estaba metiendo pero soy
una sobreviviente y mi único interés es
hacer unos mangos y desaparecer o hasta recuperar mi vida.
- “¿Qué querés
decir con eso de "recuperar mi vida" exactamente?” - preguntó Rita.
- “Que yo alguna vez fui una persona con una casa, con hijos, una profesión
que no les voy a contar cuál es, disculpenmé, pero que no pierdo la esperanza
de volver a ser normal y no una mujer marcada -para- morir que anda a salto de
mata por allí. Podría (con la cédula de Chloe y algún dinero) ir a algún país
de muchos habitantes y perderme en la gran urbe, algo como Buenos Aires o San
Pablo, pasar a ser una hormiga más, pero tener mi casa, estar con mis hijos,
trabajar en lo mío si es que los rayos no me produjeron ya cáncer...”
- "Recuperar
mi vida es que tu marido se muera, Carmencita" - interrumpió Rita con
fastidio- "¿Vos albergás la idea de matarlo o mandarlo matar?"
- "Si pudiera lo mataría, sí, pero me da miedo la cárcel. Y en cuanto
a mandarlo matar... eso no sale
anunciado en los clasificados del domingo. "Se mata maridos" no sale,
lamentablemente. Pero ustedes vieron cuántos días estuve yo con las armas y los
bigotes y los trajes de hombre y las cejas y nunca lo fui a buscar o lo quise
ver, jamás me surgió salir a hacer eso, ojalá les digo se muera o lo mate
alguien pero yo...lamentablemente..."
- "Voy a tener que ir a ver esa cabeza"- dijo el veterinario.- "En unas horas
vengo, hay que esperar que se descongele. De paso voy a ver a la gatita. Eh,
hábleles de la agenda, María del Carmen, porque la voy a traer y espero que no
se contradiga. Y me va a tener que contar lo que leyó sobre enfermedades
psicosomáticas y sobre conducta social felina..."- agregó.
(Sádico, pensó
ella.)
"Si hay algo que es evidente- se dijo - es que lo del tratado de Psiquiatría
Animal es verdad. Me asusta con que me va a tomar examen para ponerme
nerviosa"
- "¿Ustedes piensan que yo maté a Chloe?" -preguntó-"¿Que la
maté para usurpar su sitio o porque soy asesina profesional o algo por el
estilo?"
- "Estamos
explorando todas las posibilidades" - dijo el señor del Cable.
- "Te
llevo"- dijo Matilde al veterinario, sacando las llaves de la casa de
Chloe. -"Quiero revisar toda la casa esa."
La cuestión venía medio policial y
en tres horas y media que estuvieron allí la tuvieron parada, sin comer,
haciéndole repetir las historias, haciéndole decirles algo tan simple como que
“llegué, la hallé muerta, no avisé a nadie, la corté en pedazos, metí los
pedazos en el freezer, confeccioné el cartelito del gato fallecido, atendí a
los vecinos y me propuse vivir su vida para continuar subsistiendo y soñando
con recuperar mi vida. ¿Es tan complicado?” (Continuará)
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